Friday, November 14, 2008

Pierden las de ocho

El miércoles 12 de noviembre se publicó este texto en La Jornada de Oriente, en la sección Medieros.


JONATHAN VÁZQUEZ BETANCOURT

El ex director de Canal Once Julio Dibella comentó durante un congreso de Comunicación en la UDLA que se encontró muy triste y enojado a Joaquín López Dóriga en el aeropuerto de Roma, porque el “teacher” había ido a reportear la muerte del ex Papa, pero se volvió sin lo que para él (Joaquín), era el evangelio. Juan Pablo II no falleció al ritmo que Televisa había planeado.
Allá fue el “teacher”, una vez más a ver morir a su Papa, o ganar a su Obama.

Antes, Televisa envió a sus “analistas” Rossana Fuentes Berain, Leonardo Kourchenko, Leo Zuckerman y desplegó, como acostumbra, su poder, su mercenarismo y lamentablemente para ellos, también su falta de gracia, es decir, con tantos recursos, siempre se pueden hacer cosas de calidad, pero a las poderosas televisoras de México, la verdad, no siempre les sale.

Hubo gran desconcierto en los presentadores de noticias de los horarios prime time de ambas transmisoras, porque no estaban para presentar la nota de ocho columnas.

Al poco tiempo de seguir sus transmisiones todo se torna aburrido, intrascendente, hasta la más fuerte de las imágenes y el más lamentable de los hechos. No veo Televisión Azteca por amor propio y colectivo, pero una amiga de total confianza me dijo que Javier Alatorre estaba muy enojado y yo a Joaquín lo vi un poquito triste, como dijo Dibella.

Mal trato informativo

Cuando ya todos sabíamos de la muerte del ex secretario y sus acompañantes, comenzó el desfile de políticos “besamanos”. Todos se tenían que reportar con Televisa. A eso de las 19 horas comenzó, primero el jefe de gobierno del DF. Luego Acosta Naranjo, Héctor Larios, Emilio Gamboa, Beatriz Paredes, Gustavo Madero, Carlos Navarrete. Ninguno (más que Ebrard) lo sintió por alguien que no fuera Juan Camilo Mouriño. Era lo único que importaba. Loret de Mola y Adela Micha recibían las llamadas, las condolencias eran para la empresa de Emilio Azcárraga.

Y luego, “la repetición hasta la náusea”, como dijo Carlos Fazio, las mismas preguntas a todos, las interpretaciones de lugar común, las mismas imágenes, ninguna llamada a un especialista. Los medios se limitan a dar espacio a quienes comulgan con sus ideas, no importa que ello vaya en detrimento de sus propios contenidos.

El tiempo fue pasando y la cobertura mediática electrónica dejó de ser la única, y entonces pudimos ir revisando otros espacios que generalmente ofrecen información más completa:
La reveladora entrevista que concedió a Ricardo Ravelo, de la revista Proceso, Edgardo Uscaglia, especialista en seguridad y amigo de José Luis Santiago Vasconcelos; el extraordinario artículo de Carlos Montemayor, titulado “¿Atentado?”, que se difundió en esta casa editorial; otra entrevista que realizó ayer Carmen Aristegui en CNN en Español al mismo Uscaglia; la columna de Eduardo Huchim impresa ayer en el Reforma; Primer Plano de Canal Once ayer por la noche. Todos mejores que el duopolio televisivo.

El tema, entre otras cosas exige información y transparencia, como dijo ayer Lorenzo Meyer, si fue un atentado, entonces, es un asunto que escalará muchísimo en cuanto a su gravedad. Es fundamental el seguimiento y escudriñamiento constante en medios veraces, así como el profesionalismo de los mass media que aborden el asunto.

Ni con todo su poder Televisa, y Televisión Azteca han logrado efectuar un buen trabajo en este tema, y es que, en la cosa de la información siempre llevan la ventaja aquellos que sin tantos recursos logran el análisis agudo del tema para hacerlo entonces correlativo y volverlo auténtica nota de ocho columnas, no sólo a partir del hecho que en sí signifique un escándalo, sino a partir del buen trato que den a la información.

No comments: