Tuesday, April 11, 2006

La Tía Felícitas

La Tía Felicitas

Dos meses han pasado desde que ando en tu casa. Lo he pasado bien. Muy bien. Lo mejor tus sobrinos. Qué cosa. Tu hermano. TITO PUENTE. Tu hermana. Tu cuñado, un amigo a la primera.

Ayer atravesé a la Tía Felícitas. O sea que la atravesé la calle. Su andar temblorino. Su memoria reluciente, misma que rápido, rápido reconoció a tu sobrina (y si me permiten mía). En de bolón me tomó confianza la vieja y me dijo “mucho gusto, no me atraviesa”. Le dije que sí. Ya ves como soy reteamable. Que la atravieso. Ahí nos fuimos. Llegamos como dos minutos más tarde al otro lada de la calle. La despedí con beso. Pensé que era mi oportunidad de besar a una mujer que es vieja, pero que aun anda y ríe, ríe y ah cómo grita. Pero esa es harina de otro costal. Sí, es la que gritó el día ese. De no haber sido porque tu ya estabas remuerto y el ánimo era nulo y la tristeza se respiraba, pues la verdad es que me viera yo reído harto, harto. Que chistosa es la tía Felicitas.

Jessica y yo comimos una paleta Carlos V. Luego nos encontramos a la andarina anciana. Jessica río, porque, no obstante temblorina, también es una mujer cuya voz no es inteligible, a momentos.

Regresamos. “Roco” no se enteró de que comimos una paleta de hielo Carlos V. Lo anterior, porque el niño de los ojos “verdes de luna menosguante” está enfermo de “la tos”. Así que sería un despropósito mostrarle con que desparpajo estos dos, por el momento sanos, nos devorábamos la invención de la casa que por tanto y tanto fue objeto de tu lealtad. Sin más por el momento me retiró. Mañana regreso al DF luego de una ausencia plañidera, pero que me conforta. Porque este tiempo, he estado cerca de tu gente y ello, aunque no te suple, creo que a ti te hace sentir bien. Eso espero. Un abrazo fuerte, fuerte.
Mestoy tomando un mezcal. Ya se me trepó. CECI se volvió l

Monday, April 10, 2006

La tía Felicitas

Dos meses han pasado desde que ando en tu casa. Lo he pasado bien. Muy bien. Lo mejor tus sobrinos. Qué cosa. Tu hermano. TITO PUENTE. Tu hermana. Tu cuñado, un amigo a la primera.

Ayer atravesé a la Tía Felicitas. O sea que la atravesé la calle. Su andar temblorino. Su memoria reluciente, misma que rápido, rápido reconoció a tu sobrina (y si me permiten mía). En de bolón me tomó confianza la vieja y me dijo “mucho gusto, no me atraviesa”. Le dije que sí. Ya ves como soy reteamable. Que la atravieso. Ahí nos fuimos. Llegamos como dos minutos más tarde al otro lada de la calle. La despedí con beso. Pensé que era mi oportunidad de besar a una mujer que es vieja, pero que aun anda y ríe, ríe y ah cómo grita. Pero esa es harina de otro costal. Sí, es la que gritó el día ese. De no haber sido porque tu ya estabas remuerto y el ánimo era nulo y la tristeza se respiraba, pues la verdad es que me viera yo reído harto, harto. Que chistosa es la tía Felicitas.

Jessica y yo comimos una paleta Carlos V. Luego nos encontramos a la andarina anciana. Jessica río, porque, no obstante temblorina, también es una mujer cuya voz no es inteligible, a momentos.

Regresamos. “Roco” no se enteró de que comimos una paleta de hielo Carlos V. Lo anterior, porque el niño de los ojos “verdes de luna menosguante” está enfermo de “la tos”. Así que sería un despropósito mostrarle con que desparpajo estos dos, por el momento sanos, nos devorábamos la invención de la casa que por tanto y tanto fue objeto de tu lealtad. Sin más por el momento me retiró. Mañana regreso al DF luego de una ausencia plañidera, pero que me conforta. Porque este tiempo, he estado cerca de tu gente y ello, aunque no te suple, creo que a ti te hace sentir bien. Eso espero. Un abrazo fuerte, fuerte.
Mestoy tomando un mezcal. Ya se me trepó. CECI se volvió l

La tía Felicitas

Dos meses han pasado desde que ando en tu casa. Lo he pasado bien. Muy bien. Lo mejor tus sobrinos. Qué cosa. Tu hermano. TITO PUENTE. Tu hermana. Tu cuñado, un amigo a la primera.

Ayer atravesé a la Tía Felicitas. O sea que la atravesé la calle. Su andar temblorino. Su memoria reluciente, misma que rápido, rápido reconoció a tu sobrina (y si me permiten mía). En de bolón me tomó confianza la vieja y me dijo: mucho gusto ¿no me atraviesa? Le dije que sí. Ya ves como soy reteamable. Que la atravieso. Ahí nos fuimos. Llegamos como dos minutos más tarde al otro lado de la calle. La despedí con beso. Pensé que era mi oportunidad de besar a una mujer que es vieja, pero que aun anda y ríe, ríe y ah cómo grita. Pero esa es harina de otro costal. Sí, es la que gritó el día ese. De no haber sido porque tu ya estabas remuerto y el ánimo era nulo y la tristeza se respiraba, pues la verdad es que me viera yo reído harto, harto. Que chistosa es la tía Felicitas.

Jessica y yo comimos una paleta Carlos V. Luego nos encontramos a la andarina anciana. Jessica río, porque, no obstante temblorina, también es una mujer cuya voz no es inteligible, a momentos.

Regresamos. “Roco” no se enteró de que comimos una paleta de hielo Carlos V. Lo anterior, porque el niño de los ojos “verdes de luna menosguante” está enfermo de “la tos”. Así que sería un despropósito mostrarle con que desparpajo estos dos, por el momento sanos, nos devorábamos la invención de la casa que por tanto y tanto fue objeto de tu lealtad. Sin más por el momento me retiró. Mañana regreso al DF luego de una ausencia plañidera, pero que me conforta. Porque este tiempo, he estado cerca de tu gente y ello, aunque no te suple, creo que a ti te hace sentir bien. Eso espero. Un abrazo fuerte, fuerte.
Mestoy tomando un mezcal. Ya se me trepó. CECI se volvió loca.

Monday, April 03, 2006

Nos volvímos a tomar una chela!!!

Son las 23 horas. Estoy a punto de comenzar a escribir una nota para un nuevo medio. Nuevo medio en el que tú seguramente participarías. Con tu buena escritura y tu profesionalismo característico. Cuando estaba decidido llegó tu perro. Ese al que perdiste en el volcán. Se detuvo en la puerta de esta mi nueva casa que sin eufemismo alguno también es la tuya. Hizo un ruido. Uno como el que tu hacías cuando algo te parecía medio tierno.

Le llamé, llegó a mí y lo acaricié, ya que si tu estuvieras me dirías como el día aquel en el que no me quise llenar la mano del desmadre de pelos que suelta y me advertiste "sólo quiere que lo acaricies", entonces, me sentí como si fuera tu canina representación y cedí ante la animalesca petición.

El domingo fui a tu "nueva casa" (como dijo tu mamá el día que te dejamos ahí solo). Llevé dos tecates y una me la tomé (no pretenderás las dos verdad), la otra te la dejé, para que te la tomes cuando más sed te dé, pero en el fondo de mi corazón, urgido de verte una vez más, sentí que nos la tomamos juntos. Como las muchas que disfrutamos antes que hicieras tu gracia.

Esta es la primera vez que te escribo en un blogg que es mío y espero que no sea la última. Así, hoy estoy contento, porque te visité y me sentí bien y porque "Nos volvimos a tomar una chela".

Te mando un abrazo fuerte, fuerte, de brazos agradecidos, de brazos urgidos por abrazarte de nuevo, amigo del alma mía.