Thursday, July 19, 2007

Maru la de los cheques

Maru la de los cheques es una señora gorda.

Sus carnes son abundantes por todos lados. Usa unos lentes que poco dejan ver sus ojos color claro, los pinta con mucho de eso que las mujeres usan para pintar los ojos y por si la plasta fuera poca, le encima al óleo, un engrudo de colorete. También usa un escote pronunciado en “V” que evidencia sus senos caídos, en alguna época, supongo, firmes y a lo mejor, hasta sugerentes de alguna encarnizada vileza sexual…

Ella, es la encargada de efectuar el procedimiento de pago para la gente del lugar donde trabajo. Es la mano derecha del anciano director del despacho que nos lleva la contabilidad. “Después de los dueños, es la que tiene más poder”, dicen los que saben deso.

El hijo del anciano es tabíén socio de mi empresa. Él también es gordo por todos lados y también tiene los senos caídos.

Maru es siempre muy malencarada, pero por alguna extraña razón atribuible a alguna extraña razón, el día que la conocí, pese al “repele” que le provoca a muchos y que muchos le provocan a ella, digamos que no nos caímos mal y con el paso del tiempo, si bien no me cae muy bien, pues tampoco la odio como aquellos que han visto sus días de paga diluirse sin recibir su ansiado cheque. A mí, nunca me ha dejado sin lana.

Cuando platico con ella -ya que en mi trabajo me han asignado la labor de subir las solicitudes de cheque, porque soy el único que regresa con los cheques en la mano-, siempre se queja, me dice que todos son unos “pendejos”, que las secretarias son unas huevonas.

La nuestra es huevonsísima.

Hoy me dijo que nunca sale a comer, porque ella es la responsable del despacho, ya que todos se “largan y me dejan sola” y se quejó: “como lo que se le antoja al mozo y no a mí, porque él es quien selecciona la comida que quiere en el mercado y me la trae, a veces me la como, a veces la dejo”

Y reflexionó: deberíamos de comer menos, para que así, hubiera menos gente que no come.

Se la voy a presentar a Agustín Carstens, a lo mejor se casan o la incluye en los filantrópicos enjuagues de la Reforma Fiscal.


Maru la de los cheques, tiene un problema de jerarquía laboral. El otro día me exigió que nunca más le pida a la secretaria que me comunique con ella, porque “nosotros estamos a otro nivel”.

Hace unas horas me regañó, ya que cuando me enseñó una foto en la que aparece montando a un caballo me dijo:

-Mira mi foto.
-Yo voltee y la vi.
-¿En dónde estás Maru?
- Le dije como si en verdad me interesara
-En el Estado Mayor Presidencial. -Se pavoneó la gorda
-Le pregunté si ahí había trabajado antes y reviró:
-¿Te parece que estoy trabajando?…
“Estás mal del cerebro tu también niño”, condenó.

Me reí y pensé que a momentos, muchos, ante las reflexiones ajenas, podemos parecer medio pendejos y me volví a reír.

También me risé de que Maru piense que el Estado Mayor Presidencial es un lugar al que ella fue hace gavillas de años a montar a caballo, y no un grupo de personas que se dedican a cuidar a los más altos mandos gubernamentales y a sus familiares, desde hace más de un siglo…

Y también me risé de mí por haber pensado que ella habría trabajado allí alguna vez… Aunque cuerpo de élite, se ve, que siempre ha tenido…

Me dio lo que buscaba: otro cheque. Y creo que yo le di un poco de lo que anda buscando: compañia.

A mí, me hace reír Maru la de los cheques.

2 comments:

NEcia said...

pa' la otra le das un beso y le echas un piropo.

Colectivo Proagrupa y Colectivo Tomate said...

jajaj estuvo esquisito este post, saludos eñor jonas que bueno encontrarte por estos rumbos--- a la otra de la agarras un seno caido, bien apretadito!